Hay cosas que queremos a toda costa:
– tener un cuerpo atractivo
– tener x puesto de trabajo
– ganar x cantidad de dinero
– tener un pololo
– tener más amigos
Esto a veces parece ser:
– el camino a la felicidad
– un problema técnico
– algo que debe ocurrir por si mismo
– algo que se logra externamente
– algo sobre lo que no tenemos control
Ningún cambio externo nos hará feliz sin un cambio de mentalidad. Y el cambio de mentalidad es un trabajo interior que toma tiempo. A algunos menos que a otros.
Los cambios se generan «de adentro hacia afuera». Intentamos hacer cambios radicales saltándonos el proceso más importante.
Podríamos buscar cosas que se enfocan en un cambio más profundo, que llevaría naturalmente a lograr lo queremos;
– Conocerme mejor
– Aprender a manejar mis emociones
– Superar mis miedos
– Atreverme a expresarme
– Ser más creativa
– Encontrar una pasión
– Tener más energía
– Conectarme con otros
– Generar hábitos que nos mantengan sanos
– Ser más humilde
– Ser más compasiva
– Descansar mejor de noche
– Sentirme cómoda con mi cuerpo
– Bajar los niveles de stress.
Es más fácil llegar a la meta con cambios chicos que nos den la posibilidad de hacerlo. Hay que construir primero el camino. Son las cosas más chicas e «insignificantes» las que pueden cambiar nuestra manera de enfrentar y resolver los problemas. Es más realista y efectivo hablar de mejorar antes que cambiar. Imagina que tienes un momento de iluminación, optimismo y energía. Te dices que quieres cambiar, dejar de ser sedentario, bajar de peso, sentirte más ágil, mejorar tu estado de ánimo. Con energía vas a comprar zapatillas y ropa de deporte, también un par de pesas y una colchoneta. Quieres preocuparte de tener lo mejor para lograr resultados. Te inscribes en clases de Crossfit. Después de la tercera clase sientes que terminas muy agotado y que el lugar no es de tu agrado, así que la motivación para asistir desaparece. Mientras piensas a que otra clase de actividad física asistir, tu indumentaria deportiva queda esperando en el closet el minuto perfecto para ser usada. Entrenas una vez con tus pesas pero te sientes fraudulento y desprecias tu intento. Comparado con las clases de Crossfit, parece el ejercicio que haría una tortuga. Pasa un año hasta que te decides por otro deporte que te guste. Perdiste un año de beneficios. Un cambio lleva a otro, por lo que una pequeña mejora es en verdad grande y valorable.
Ayuda buscar una motivación interna para el cambio de HOY. Respecto al ejemplo anterior, sería enfocarme en que quiero sentir más energía, descansar mejor, sentirme más liviana. O sea, pensar en los beneficios inmediatos que te dará ejercitarte. Pensar en «tener un cuerpo más atractivo» de aquí a tres meses es una motivación que fácilmente se puede caer ante el cansancio, porque en general uno busca estar lo mejor posible en el momento. Por eso sirve empezar chico, y plantearse metas que sean probables de ser cumplidas. Empáticas con nuestro estilo de vida y dificultades.
Si soy un buen coach de mi mismo voy a celebrarme los pequeños avances.
Cuando algo cambia todo cambia. Si empiezo a caminar 10 minutos diarios, en un mes voy a notar una gran diferencia. Y eso impulsará que quiera moverme más.
Una pregunta que a mi me sirve plantearme es; ¿Estoy hoy mejor que ayer? Si estoy mejor que ayer mi tendencia es positiva. Y aunque haya mucho que me tenga disconforme, puedo tener la tranquilidad de que voy por buen camino y que mi esfuerzo es útil aunque sea pequeño.
Lo que perseguimos es cierto estado emocional, no una acción concreta. Nada nos asegura por ejemplo, que seremos felices al tener el trabajo que queremos. El camino de luchar por lo que quiero va generando un cambio de mentalidad que nos permite disfrutar del resultado.