Construyendo calidez interior

¿A qué me refiero con calidez interior?

Me refiero a un estado interno de comodidad para habitarse, para querer estar y conversar consigo mismo. Es querer estar con… independiente del estado de ánimo y las circunstancias. Hay lugares que evitamos y otros donde nos sentimos tan cómodos que nos queremos quedar.

A veces ese lugar no existe y hay que construirlo. Adornar nuestro interior, sacando creencias erradas e instalando compasión y cariño.

Reconciliarse y ser amigo de si mismo. Conocer lo que nos justa, lo que nos molesta. Construir calidez interior. Cultivarnos, cuidarnos. Tener la voluntad de vernos y escucharnos. Eso solo se puede con la tranquilidad que nos da la autoaceptación, la tranquilidad de que podremos tolerar lo que veamos. Nos guste o no. Que podremos sostener las emociones que afloren y asumirlas como propias.

Cuando hablo de un espacio de calidez interior hablo de TU casa, TU pieza, TU lugar íntimo. No es el living de una casa familiar. En un lugar pensado y construido por tí, un lugar en el que quieres estar. Un lugar donde te atreves a colgar un espejo, asumiendo el riesgo de verte. Donde enciendes luces acogedoras y mantas de lana (física y metafóricamente hablando).

    Se disfruta mucho, permitirSE y lograr habitarse. Con lo que haya, bueno o malo. Se siente tranquilo, agradable, cómodo.

Es común pensar que si nos sentimos cómodos no lograremos nuestras metas, o que aún no nos merecemos la felicidad. Yo creo que es necesario partir aceptando, construyendo y habitando un lugar cálido y acogedor desde el cual empezar a trabajar. Muchas veces la comodidad se evita porque no se quiere estar consigo mismo; para evitar las emociones que emergen al vernos y porque nos aferramos a una idea rígida de quienes somos.

También se evita la comodidad porque puede parecer como un estado de estancamiento, en que no mejoraremos. Está tan arraigada la creencia de que mientras más nos critiquemos mejor funcionaremos. La capacidad para cambiar, mejorar, lograr metas, requiere tolerar cierto malestar. Por lo que encontrar un lugar cálido y acogedor desde el cual nos podamos desafiar es más efectivo que hostigarnos continuamente.

   ¿Que es lo principal para generar calidez y querer estar contigo mismo? Hacerse amigo de si mismo, siendo compasivo. Aceptándose y validándose. No digo que sea fácil ni simple. Es un camino y ejercicio diarios. Es la férrea determinación de defenderte de tus propias acusaciones. Una y otra vez. De ver y aceptar lo bueno y lo malo como un conjunto de cualidades a la luz de tu propia historia. Has llegado a ser quien eres por muchos factores diferentes, pero sin duda lo has tratado de hacer lo mejor que puedes. Los errores cometidos fueron la manera que tenías en el minuto para resolver una determinada situación. Ayuda mucho dejar de evaluar como nos vemos en términos de «bueno» o «malo». En cambio, simplemente observarse, sin adjetivos.

  A veces nos criticamos tanto que ya no nos queremos ni ver. Que hasta la cualquier incomodidad es mejor que la molestia de contemplarnos.

El desafío de ponerte cómodo es un desafío a reconciliarte contigo.

¿Que pasa si adornas el espacio en que vives? ¿Si enciendes una vela? Si ordenas para estar más cómodo.

Compasión y cariño. Para estar tranquilo. A eso me refiero con un espacio acogedor. Que se construye «de adentro para afuera» y te influencia «de afuera para adentro». Piensa en una imagen que te de alegría y te haga sentir paz, por ejemplo, la imagen de tu mascota durmiendo sobre tu sillón. O lo que sientes cuando le haces cariño. O lo que sientes al tomar un té cuando tienes frío, al leer un libro que te encanta. Para los que dibujamos, la figura de un lápiz significa mucho.

Hay frases e imágenes que nos conmueven, ¿Cual es la tuya?

Hacerse amigo de si mismo significa también permitirse sentir nuestra primera casa, el cuerpo. Volver a nuestro cuerpo que es nuestra casa. Reconciliarse con lo que incomoda, con lo que no nos gusta. Aceptar y permitirse sentirse. Estar presente. A veces cuando algo nos incomoda o molesta  tendemos desconectarnos del cuerpo. De esa manera nos alejamos de las emociones y de la capacidad de sentir. Nuestro propio cuerpo deja de sentirse como hogar, y no parece acogernos.

Se puede recuperar nuestro hogar.

Ante una incomodidad emocional o física. Hay que reconstruirlo. Hay un pregunta tan simple y obvia que parecemos olvidar; ¿Que me hace sentir bien? En todos los sentidos;

– Las personas con que te juntas, ¿Te hacen bien?

– La comida que comes

– Como adornas tu casa

– Tu rutina diaria

– Tus hobbys

– La música que escuchas

– Las cosas que te dices a ti mismo

Trata tu cuerpo como tratarías a alguien que amas, es el único lugar que tienes para vivir. Háblate a ti mismo con cuidado y delicadeza, como hablarías a alguien que amas, a alguien que le hace mal la hostilidad.

Esto es un invitación a atreverte a entrar a tu lugar privado, observarlo con apertura, atreverte a ver lo que no te gusta, identificar lo que te gusta y adornarlo de forma cariñosa. Construir un espacio que quieras habitar.    Para poder después empezar a ponerse cómodo y a disfrutarte.